jueves, enero 31, 2008

 
NOSTALGIA ENTRE LIBROS

Bailarle al sonido de los que se puede llegar a amar

Acompasar los pasos para acercarme a sus huellas

Olvidar lo resistible

Perpetuar los instantes que ya no existen

Desgarrarme en el intento de soñar

Caminar sin pasos y sin caminos

Sentir hasta los silencios más oscuros

Dejarse caer en sus tinieblas, si es creyendo en ellas

Obtener la verdad hasta de los ojos más impuros

Creer en las reseñas del olvido

Morir en cada beso

Tocar el cielo cada despertar

Enredarme en cada nota

Acariciar el calor y caer en él

Perderse en las piezas de uno mismo

No acabar jamás el puzle

Y recordar, en cada aleteo, el dolor del que camina con rumbo

Rocío Alvarez Albizuri. De puntillas



 
Domingos del Hipódromo, tardes de gran pamela y una nueva clase protofranquista que vivía la madurez, la estabilidad y la plenitud de sí misma. Madrid año sesenta, y Basabe que, cuando los caballos estaban lejos, lámina inglesa contra el azul incongruente de Velázquez, decidía irse al bar a tomar una ginebra gordons:
-Ahora nos vamos al bar a tomarnos una ginebrita gordons.
-Basabe, que nos perdemos la entrada en la meta.
-Qué vamos a perder.Tú en esto eres muy nuevo.
Y nos perdíamos la entrada de los caballos en la meta.
Francisco Umbral. Trilogía de Madrid

domingo, enero 27, 2008

 

idea profunda nº 2
La grua blanca
me gusta
más.

 
A la puerta del 1100 Bel Air Place, ciento veinte kilos de musculoso ángel rubio dormitaba en una silla de tijera, sosteniendo en las rodillas un walkie-talkie conectado con la entrada al lujoso barrio residencial. Detrás del breve y tupido jardín, el nítido riñón color azul vibrante de una piscina colgaba como una gema sobre las colinas de Hollywood.
Maruja Torres. ¡Oh, es él!

jueves, enero 24, 2008

 

Richard Strauss es uno de los más grandes artistas de estos tiempos, a pesar de todos los defectos. Cubierto de gloria, creador de los más sorprendentes poemas sinfónicos que haya escrito un sucesor de Berlioz, el autor de Electra y de Salomé, tiene las más justificadas razones para ser un tanto ególatra.

Desde la época en que soñó ser el animador de una música "superalemana", profunda, poderosa, "tal vez malvada y llena de misterio", Richard Strauss se siente invadido por un inmenso respeto a su propia personalidad, que ha tratado de mostrarnos múltiples veces en sus relatos sonoros. Conocemos la célebre frase del compositor de la Sinfonía Doméstica: "No veo por qué no haré una sinfonía sobre mí mismo; me encuentro tan interesante como Napoleón o Alejandro". En Una vida de héroe se pintó elevándose sobre las multitudes al despreciar sus aplausos. Y en Intermezzo, su última "ópera" se erige en héroe de su propio poema, exhibiendo su hogar en la intimidad, con su esposa, su hijo y sus amigos...

Alejo Carpentier. Art. para Carteles, La Habana, 29 de mayo de 1927

Richard Strauss. Una vida de héroe (1898)


 
La madrugada de aquel domingo, tantos de octubre, fue de milagros, maravillas y sorpresas, si bien hubiera, como siempre, desacuerdo entre testigos y testimonios. Más exacto sería, seguramente, decir que todo el mundo habló de ellos, aunque nadie los viera; pero como la exactitud es imposible, más vale dejar las cosas como las cuentan y contaron: si no fue el socavón de la calle del Pez, que quedó a la vista del mundo durante todo el día, y la gente acudió a verlo y a olerlo como si fuera la abada.
Gonzalo Torrente Ballester. Crónica del rey pasmado

lunes, enero 21, 2008

 

idea profunda nº1
No es lo mismo
dormir con
que dormir
sin

 
Sólo supo Paula que Emilio había desaparecido cuando entró en la casa; sólo entonces, al comenzar a sumergirse en aquel extraño paréntesis, alcanzó a sentir la aterradora sensación de inestabilidad que ya iba a acompañarle a lo largo de su búsqueda, tratando de abarcar en su totalidad aquella historia que había convulsionado tan brutalmente su vida.
Félix Rotaeta. Merienda de blancos

sábado, enero 19, 2008

 

El jardín de María
Entró el forastero con prisa en el mercado. Tenía hambre y pensaba hacerse con un poco de fruta para acallar ese estómago ansioso de mejores viandas. Se paró frente al puesto que tenía a su derecha, al lado de la entrada. Pidió tres peras, dos manzanas y un plátano, y volvió a salir a la calle con su bolsita de plástico.
Se dirigió a la playa, con prisa, pues el hambre le subía convulsivamente hacia la boca.
No había caminado ni cincuenta metros, cuando sintió unas irreprimibles ganas de vomitar. Justo le dió el tiempo necesario para llegar a un bar y entrar al servicio.
Su cara era un rompecabezas cuando miró al suelo y vió el fruto de su arcada. En el suelo yacía, al lado de la taza del water una masa viscosa, indescriptible, que formaba la palabra HAMBRE.
Primero se asustó pero al rato lo entendió todo, y entonces sonrió. El hambre ya no lo torturaría más, lo había expulsado de su cuerpo, de su vida para siempre.
Regaló la bolsa de fruta al primer mendigo que vió. Ya no necesitaría gastar más dinero en comida....

 
La Julieta vino expresamente a la pastelería para decirme que, antes de rifar el ramo, rifarían cafeteras; que ella ya las había visto: preciosas, blancas, con una naranja pintada, cortada por la mitad, enseñando los gajos.
Mercé Rodoreda. La plaza del diamante.

miércoles, enero 16, 2008

 

Sólo con que nombre a Debussy, de los tres el más ilustre, se adivinará, no lo dudo, que al hablar de él aquí, piénsolo hacer, paralelamente, de Ravel y de Erik Satie, ya que en sí cada uno de estos "raros" de la música y sin detrimento de su respectiva originalidad, se ofrece en su arte, a nuestro análisis, como el consciente reflejo y a la vez matiz complementario del arte afín de sus dos congéneres y amigos...mientras no dejaron de serlo. Mas no anticipemos, reservándonos el relatarlas en otro artículo, ulteriores y lamentables incidencias que engendrando suspicacias y fútiles recelos en ese brelan de susceptibilísimos ases, los desunieron ¡ay! para siempre, malográndose así una firme amistad que nada presagiaba pudiera tornarse jamás quebradiza.
Tuvieron además de común esos tres creadores, el privilegio, tan poco frecuente, de asistir, en plena vida, al orto y afianzamiento de su propia fama, si bien con esto de especial: que Satie, quien por su prioridad de precursor harto antes la merecía, fue precisamente el que más tardó en alcanzarla, desquitándolo ella misma, cierto es, de su injusta demora, con lo ruidoso y fulmíneo de su advenimiento, todo al contrario de la de Ravel que, acudiendo mañanera, lo escoltó ya desde joven- cual sigue felizmente haciéndolo- con vuelo aunque pausado, progresivo, y en fin, situándose entre ambos extremos la de Claude Debussy, silenciosa y semioculta hasta el año de 1902, para entonces estallar en triunfal trompeteo al darse, el 11 de enero, la primera audición del álbum Pour le Piano y cuando se estrenó, tres meses después, Pelléas y Mélisande.
Ricardo Viñes. Art. para el suplemento literario del diario La Nación. 11 de febrero de 1934
C. Debussy. Rapsodia para saxofón y orquesta

 
Siendo aproximadamente las nueve de la noche del 18 de julio de 1932, Rosalío Usulutlán, de cuarenta y dos años de edad, divorciado, de oficio periodista y en tal calidad empleado como redactor principal del diario "El Cronista", deja su asiento de luneta en el Teatro González al concluir la exhibición de estreno de la película de la Metro Goldwyn Mayer "Castigo Divino", protagonizada en los roles estelares por Charles Laughton y Maureen O´Sullivan.
Sergio Ramírez. Castigo Divino

sábado, enero 12, 2008

 
NOSTALGIA ENTRE LIBROS

Arder entre las palmas de tus manos

Conquistar el mundo con mirarte

Arder sobre la hierba mojada

Conquistar las estrellas sin descubrir

Arder en deseos

Conquistar el tiempo que avanza entre cada segundo

Arder del porvenir que no viene

Conquistar la ética de tus pasos

Arder bajo la lluvia

Conquistar el camino que me lleve a donde quiera llegar

Arder y sofocar las llamas con los golpes del camino

Rocío Alvarez Albizuri. De puntillas


 
Manises es una de esas calles que, sin que se sepa bien por qué, en Madrid como en cualquier otra ciudad, han ido cobrando una apariencia de abandono, de lugar poco transitado, y habitado, tal vez, por personas situadas al margen del tiempo.
Soledad Puértolas. Días del Arenal

martes, enero 08, 2008

 


Ahora que La consagración de la primavera tiene cincuenta años de edad; ahora que Stravinsky ha visto aclamar sus obras en la Unión Soviética, durante su reciente viaje al suelo patrio; ahora que su partitura, tan discutida, es objeto de acuciosos análisis en la clase de composición de Olivier Messiaen -maestro que, por otra parte, no oculta su deferencia por la Manon de Massenet-, nos vemos llevados a meditar acerca de la validez del éxito inmediato, en materia de arte. Volvemos a recordar, con algún malestar, que Telemann fue más admirado que Bach; que Offenbach, en el París del Segundo Imperio, fue más aplaudido que Wagner; que Marcel Proust, Joyce y el Thomas Mann de La montaña mágica tardaron mucho tiempo en alcanzar un vasto público...Pero estas evidencias, comparadas con hechos que puede haber observado personalmente cualquier hombre de mi edad, nos llevan a la conclusión de que una suerte de fatalidad se cierne sobre el artista que demasiado piensa en el éxito en vez de jugarse el todo por el todo en cada nueva obra. Luego de un triunfo inmediato, logrado mediante concesiones de estilo, halagos al gusto más generalizado, o a la explotación de fórmulas de un efecto comprobado, la obra de "quién quiere gustar" sucumbe al cabo de algún tiempo, ante la obra de quien respondió a las voces profundas y verdaderas de su talento creador, sin pensar en el "qué dirán".

Alejo Carpentier. Artículo para El mundo, La Habana, 10 de agosto de 1963

Olivier Messiaen. L´Ascension. 4 Meditaciones sinfónicas para orquesta (1932-1933)


 
Yo, por entonces, creía que los estranguladores sólo existían en las películas. En los cines modestos de barrio, entre crujidos de carcoma y cáscaras de pipas, en aquellas mañanas inciertas de los domingos, pobladas de sobresaltos, había visto aparecer a Peter Lorre sobre una pantalla iluminada de imágenes en blanco y negro, desempeñando su papel de científico tarado, y lo había visto afanarse en su quirófano de azulejos sucios, bisturí en mano, injertando las manos de un asesino en las muñecas (o muñones) de un joven pianista que había perdido las suyas, arrancadas de cuajo en un accidente que la elipsis cinematográfica o la censura, tan benévolas ambas, habían eliminado de la película.
Juan Manuel de Prada. El silencio del patinador

domingo, enero 06, 2008

 
EL JARDÍN DEL AGUA


Por arte de magia lo vuelvo a sentir. Es una sensación que invade todo mi cuerpo, desde dentro hacia fuera.

Es raro, pero me gusta. Creo que al final acabaré acostumbrándome a ésto.
Pienso en consultarlo con la gente, pero en el fondo creo que es inofensivo. Bueno, en el fondo no quiero que se vaya ni que cambien mis pensamientos hacia todo ésto.

Me provoca paz y tranquilidad. Es como si me vaciaran por dentro y me dejaran sólo éso pero multiplicado por mil. A veces pienso que me estoy enamorando de mí misma. Otras veces, que me estoy volviendo loca. La verdad, ambas ideas me fascinan.

Hay días en los que me despierto, y me doy cuenta de que sigue en mí, que no se va. Entonces me hago la despistada para ver si al no darle importancia se queda conmigo para siempre. Es como un juego, y yo como una niña. Quizás debería entrenarme para ser la ganadora.

Creo que me estoy enganchando a ésto, qué locura, ¿verdad? Si ni siquiera sé si en el fondo es real o si lo construyo yo. Si es así, soy un genio, pero lo dudo mucho. Tiene que haber algún foco de energía que me transmita todo ésto y me parece que cada vez tengo mas curiosidad por encontrarlo.


A veces me llega una idea loca a la cabeza, pero la desecho, no se porqué. Aun así algún día tendré que planteármelo.

Creo que tengo miedo de saber con certeza qué tengo dentro de mí que me llena tanto. No quiero que al descubrirlo, pierda ni un mínimo de su potencial, no quiero que se vaya esta magia. No quiero arriesgarme y dejar de volar. No quiero perder esta droga que me mantiene con vida. No quiero despertarme con el cuerpo frío y sentirme vacía.No quiero pisar charcos descalza y quedarme en mitad del puente. No quiero perderlo todo. No quiero echarlo de menos. No quiero que se vaya, ¡no quiero! Quiero agarrarlo con mis manos, quiero que se quede conmigo, quiero cuidarlo, quiero mimarlo, quiero besarlo, quiero amarlo, quiero , quiero …

Creo que quiero hablar contigo. Tengo algo que confesarte.


jueves, enero 03, 2008

 
POR QUÉ NO SOY CRISTIANO (y 15)
Lo que debemos hacer
Tenemos que mantenernos en pie y mirar el mundo a la cara: sus cosas buenas, sus cosas malas, sus bellezas y sus fealdades; ver el mundo tal cual es y no tener miedo de él. Conquistarlo mediante la inteligencia y no sólo sometiéndonos al terror que emana de él. Toda nuestra concepción de Dios es una concepción derivada del antiguo despotismo oriental. Es una concepción indigna de hombres libres. Cuando en la iglesia se oye a la gente humillarse y proclamarse miserablemente pecadora, etc., parece algo despreciable e indigno de seres humanos que se respeten. Debemos mantenernos en pie y mirar al mundo a la cara. Tenemos que hacer de nuestro mundo el mejor posible, y si no es tan bueno como deseamos, después de todo será mejor que el que esos otros han hecho en todos estos siglos . Un mundo bueno necesita conocimientos, bondad y valor; no necesita el pesaroso anhelo del pasado, ni el aherrojamiento de la inteligencia libre mediante las palabras proferidas hace mucho por hombres ignorantes. Necesita un criterio sin temor y una inteligencia libre. Necesita esperanza en el futuro, no el mirar hacia un pasado muerto, que confiamos que sea superado por el futuro que nuestra inteligencia puede crear.
Bertrand Russell

miércoles, enero 02, 2008

 
POR QUÉ NO SOY CRISTIANO (14 de 15)
El miedo, fundamento de la religión
La religión se basa, principalmente, a mi entender, en el miedo. Es en parte el miedo a lo desconocido, y en parte, como dije, el deseo de sentir que se tiene un hermano mayor que va a defenderlo a uno en todos sus problemas y disputas. El miedo es la base de todo: el miedo a lo misterioso, el miedo a la derrota, el miedo a la muerte. El miedo es el padre de la crueldad y, por lo tanto, no es de extrañar que la crueldad y la religión vayan de la mano. Se debe a que el miedo es la base de estas dos cosas. En este mundo, podemos ahora comenzar a entender un poco las cosas y a dominarlas un poco con ayuda de la ciencia, que se ha abierto paso frente a la religión cristiana, frente a las Iglesias, y frente a la oposición de todos los antiguos preceptos. La ciencia puede ayudarnos a librarnos de ese miedo cobarde con el que la humanidad ha vivido durante tantas generaciones. La ciencia puede enseñarnos a no buscar ayudas imaginarias, a no inventar aliados celestiales, sino más bien, a hacer con nuestros esfuerzos que este mundo sea un lugar habitable, en lugar de ser lo que han hecho de él las Iglesias en todos estos siglos.
Bertrand Russell

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