jueves, enero 24, 2008
Richard Strauss es uno de los más grandes artistas de estos tiempos, a pesar de todos los defectos. Cubierto de gloria, creador de los más sorprendentes poemas sinfónicos que haya escrito un sucesor de Berlioz, el autor de Electra y de Salomé, tiene las más justificadas razones para ser un tanto ególatra.
Desde la época en que soñó ser el animador de una música "superalemana", profunda, poderosa, "tal vez malvada y llena de misterio", Richard Strauss se siente invadido por un inmenso respeto a su propia personalidad, que ha tratado de mostrarnos múltiples veces en sus relatos sonoros. Conocemos la célebre frase del compositor de la Sinfonía Doméstica: "No veo por qué no haré una sinfonía sobre mí mismo; me encuentro tan interesante como Napoleón o Alejandro". En Una vida de héroe se pintó elevándose sobre las multitudes al despreciar sus aplausos. Y en Intermezzo, su última "ópera" se erige en héroe de su propio poema, exhibiendo su hogar en la intimidad, con su esposa, su hijo y sus amigos...
Alejo Carpentier. Art. para Carteles, La Habana, 29 de mayo de 1927
Richard Strauss. Una vida de héroe (1898)
Géminis
he abierto un blog tertulianevez podeis participar y promover los boleritos en él.
Besos y buen, buen fin de semana
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