miércoles, junio 11, 2008

 


Durante todo el trascurso del siglo XIX, asistimos a un crecimiento gradual de la orquesta sinfónica. Berlioz, en su genial Tratado de instrumentación, atribuyó funciones precisas a las familias de maderas, metales, batería, estableciendo relaciones y equilibrios que contribuyeron a multiplicar los atriles de cuerdas. Desde entonces, no cesan los compositores de reclamar nuevos elementos, aumentando, de año en año, la importancia de los conjuntos. Wagner introduce una familia de tubas; Strauss refuerza el sector de las trompas, imponiéndole las más arduas tareas; Bruckner y Rimski-Korsakov no se quedan atrás, en lo de buscar nuevos recursos. Y así se llega al auténtico gigantismo de Mahler, compartido por el Schönberg de Gurrelieder, proseguido por los compositores rusos de la época actual. A la noción de "orquesta sinfónica" se unía, a principios de este siglo, la idea de un conjunto que nunca se andaba lejos de los cien músicos. En otros términos, se había fijado la fórmula de la "orquesta por cuatro" (cuatro unidades de cada instrumento de madera o metal), no exenta, a pesar de su complejidad, del aditamento ocasional del piano, de ciertas maderas graves, de saxofones, celesta, arpas adicionales e instrumentos de percusión de una sonoridad`peculiar.

Alejo Carpentier. Artículo para El Nacional , Caracas, 3 de junio de 1956.

Gustav Mahler. Sinfonía nº 9 en Re Mayor


Comments:
¿tienes el concierto barroco de Carpentier? Si no lo has leído te lo llevo en la primera ocasion,
hermanita
 
NO ¿qUIEN ERES? Me sorprende lo de LEER????. Manolito
 
Bueno, espero disfrutar a tope con el último concierto de la temporada.
Suertudos, más que suertudos, que ya empiezan las vacaciones.
A ver si ha habido suerte con la Jardinera hoy.
Géminis
 
Y un Mahler moribundo en esta sinfonia que ya sabia lo que se le venia encima. Un par de años mas tarde y se hubiera salvado . . .

Art S.A.
 
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