domingo, mayo 11, 2008

 


EL ATEÍSMO (8 de 12)

Ser ateo no es negar el misterio: es negarse a deshacerse de él o a eliminarlo demasiado fácilmente, mediante un acto de fe o de sumisión. No es explicarlo todo, es negarse a explicarlo todo mediante lo inexplicable.
Creer en Dios, inversamente, no es añadir más misterio al mundo; es añadir un nombre (aunque sea impronunciable) a este misterio, y reducirlo muy tranquilamente, muy pobremente, a una historia de poder o de familia, de alianza o de amor... Dios todopoderoso, Dios creador, Dios juez y misericordioso -Padre nuestro, que estás en los cielos....-. Esto lo explica todo, pero mediante algo que no tiene explicación. Lo que equivale a no explicar nada; lo que equivale únicamente a desplazar el misterio -caasi siempre de lado del antropomorfismo-. Al comienzo, Dios creó el cielo y la tierra, después al hombre, a su imagen y semejanza... Esto es explicar el Universo, del que somos parte, mediante algo que se nos parece, o mediante alguien a quien nos parecemos. "Si Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza, nosotros se la hemos devuelto", escribía Voltaire. ¿Hay algo algo más comprensible desde un punto de vista psicológico? ¿Hay algo más problemático desde un punto de vista filosófico? El universo es más misterioso que la Biblia o el Corán. ¿Cómo estos libros, que son parte de él, podrían explicarlo?.
La más pequeña de las flores es ya un misterio insondable. Pero ¿porqué habríamos de querer que lo resuelva la fe?.
Lo esencial nos es desconocido. Pero ¿porqué habríamos de querer que lo desconocido sea Dios?
André Comte-Sponville. Invitación a la filosofía.

Comments:
Muy bien.
Hacefalta.
 
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