domingo, noviembre 04, 2007

 
Al entrar en el aparcamiento subterráneo casi se empotró contra al trasera de un automóvil rojo. El otro conductor sacó la cabeza por la ventanilla: una coronilla rala, unas mejillas blandas y enrojecidas, unos ojos hinchados. Perdona, chico, pero hay un cretino que ha ocupado mi plaza. Era Matías. César dio marcha atrás para facilitarle la maniobra, y el coche rojo retrocedió zumbando, derrapando y rasguñándose el costado contra una de las columnas de hormigón.
Rosa Montero. Amado amo

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?