miércoles, septiembre 26, 2007

 

Los viajes de Manolito
Cuando los ricos de Sao Paulo decidieron entretener algunas tardes de cada mes alrededor de la música clásica encontraron preocupados que carecían de un lugar adecuado, estéticamente aceptable y cercano a sus mansiones. La solución al problema se resolvió readaptando la estación de tren Julio Prestes, que, aunque construida para tal fin, nunca fue utilizada. Unos cuantos millones de reales brasileños les permitieron crear la más hermosa sala de conciertos de América del Sur. Bella, cálida y dotada de una magnífica acústica, la sala construida sobre las vías de tren nos acogió los pasados días 11 y 12 de este mes de septiembre. A las ocho de la tarde, los acomodados paulistas se acercan a la Sala, en cuyo restaurante cenan copiosamente. Tras el café, el concierto empieza a las nueve, ¡ o más o menos a las nueve!. En la pausa, treinta minutos, que dedican a continuar sus charlas, tomar un ponche y quizás comer algún dulce, el concierto continúa con menos público que al comienzo- quizás problemas de digestión- hasta su término. Cercanos a medianoche, los paulistas acomodados se encuentran cansados y no requieren más que una propina. Con inusitada rapidez acceden a sus coches, sortean los controles policiacos y enfilan avenida adelante a sus mansiones hiperprotegidas con sus seguratas, cancelas de doble puerta, cámaras de televisión y verjas electrificadas donde podrán dormir endulzados por las bellas melodías de Brahms, Tchaikovski o Rachmaninov. Durante 15 días recorrimos salas de concierto de Brasil y Argentina, en ningún caso excepto en la enorme y hermosa ciudad de Sao Paulo la lucha pobreza-riqueza fue tan marcada y la sensación de ser sólo carne de entretenimiento fue tan acusada. Si la música amansa a las fieras , más valdría haber tocado a las puertas de la estación y ofrecer a los drogadictos y borrachos de la zona, la llaman cracolandia, un poco del placer que sólo los más pudientes disfrutaron.
Sala Sao Paulo- Estaçao Júlio Prestes ( Sao Paulo, Brasil)

Comments:
Pues sí que la dejaron bonita, sí. Mire Vd. por donde, ya sabemos de donde le viene el nombre a la casa Paulista de café. Si es que todos los días se aprende algo.
Bienvenido otra vez a Ñoñosti.
Géminis
 
¿Oño! ¿Y yo no salgo?
 
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