domingo, septiembre 30, 2007

 
Este relato comienza con el amanecer sobre un pequeño puerto del sur, algún tiempo después de terminada nuestra guerra civil.
El mar resultaba liso, con un encendido color de cobre, según el sol comenzaba a caldearlo en el horizonte, y allí, en una línea roja, se confundió por unos minutos con el cielo, hasta que la luz lo invadió todo de manera que el agua resultaba de un azul plata, debajo de un firmamento apenas velado por el calor, y en su superficie podían distinguirse algunos barcos pesqueros, inmóviles, y la silueta de un vapor, cada vez más definida, porque se acercaba al puerto, conducido por el práctico.
Carmen Laforet. La llamada

Comments:
Me pido algo así cuando me jubile (n).
Ando pelín liada con mi tiempo, pero nos vemos el viernes seguro.
Géminis.
 
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