lunes, agosto 13, 2007

 
Pedro del Amo había confiado a su casero que poseían unos ahorros mermados por los muchos días de viaje, pero que aún podían servir para remendar la casa y sostener a la familia hasta que él encontrara una colocación, y Enrique Dapena supo que tendría que ayudarle también en eso. Él llevaba más de treinta años ejerciendo de músico en la Banda Municipal de Ribanova, pero el sueldo de un trompa de orquesta no le alcanzaba para sostener a los ocho hijos y a la caterva de acogidos que al cabo del mes pasaban por el refugio de la calle de Todas las Almas, así que se las había ingeniado para sacar adelante, en los bajos de la casa, un taller de zapatería que empezaba a ser próspero.
Marta Rivera de la Cruz. Que veinte años no es nada

Comments:
Tengo que pillar alguno de sus libros, que ya me dijo la jardinera que era muy buena... y por cierto, a ver cuando vemos alguna flor de su jardín.
Géminis
 
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