viernes, agosto 03, 2007
Emma Valcárcel fue una hija única, mimada. A los quince años se enamoró del escribiente de su padre, abogado. El escribiente, llamdo Bonifacio Reyes, pertenecía a una honrada familia, distinguida un siglo atrás, pero, hacía dos o tres generaciones, pobre y desgraciada. Bonifacio era un hombre pacífico, suave, moroso, muy sentimental, muy tierno de corazón, maniático de la música y de las historias maravillosas, buen parroquiano del gabinete de lectura de alquiler que había en el pueblo.
Leopoldo Alas. Su único hijo