martes, febrero 27, 2007

 


¡Es ella, sí, mi amada! ¡Es ella, sí, mi amor!

¡Oh, cúanto diera porque ella al fin lo supiese!

Habla, y no dice nada. Mas a mí no me importa.

Sus ojos dicen; son para ellos mis palabras.

¡Qué presuntuoso soy! Ella no me habla a mí.

Los dos más bellos astros que en el cielo relucen,

ocupados en algo, le ruegan a sus ojos

que en sus esferas brillen mientras están ausentes.

Si en el cielo sus ojos, los astros en su cara

estuvieran, su rostro conseguiría humillarlos

como el sol al candil; sus ojos en el cielo

darían a las aéreas regiones tanta luz

que cantarían las aves creyendo ver el día.

Mirad cómo reposa su mano en su mejilla.

Ah, si yo fuera guante de esa mano y pudiera

tocar esa mejilla.

Romeo y Julieta . W. Shakespeare

S. Prokofiev. Romeo y Julieta (1938)


Comments:
"Ah, si yo fuera guante de esa mano y pudiera tocar esa mejilla..."
No me digas que no lo dice bonito. Ayyyyyy, quien me dijera a mí una cosita así...
Géminis
 
Te voy a robar, con el permiso de Guillermito, la última frase; que me mata.

¿Tú sabes dónde coño está el balcón ése?...

Ni se te ocurra contestar.
 
Una amiga mía de Gijón (¡casualidad!),acaba de decirme que ha entrado en tu blogg y le parece estupendo. Para tu conocimiento.De nada.
Géminis

Por cierto, misántropo: el balcón está en Astigarraga, que lo ví yo un día al salir de la sidrería... vamos, juraría yo que era el mismo...
 
¡ Anda!. He visto en un blogg que tienes asociado, un texto de Romeo y Julieta en Euskadi, así que va a ser verdad que el dichoso balcón está donde lo ví... je je, que cosas.
Géminis
 
¿Y no has visto, debajo del artículo, un enlacito xikitito que pone "comentarios"?

Lo digo por lo del tiesto, que es lo que me recuerda a mí el balcón ese de Astigarraga, cuando salgo de la sidrería...antes de arrancarnos otra vez, jejé, con el siguiente ochote.
 
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