sábado, febrero 24, 2007

El jardín de María
PROCESION
Negros, altos, rígidos, moviendo los pies imperceptiblemente, arrastrándose por el suelo, mmm, mmm, mmm, el silencio es fuerte, hondo, cala hasta los huesos, los baquetea y los deja como un colador por el que se filtra nuestra sangre, y nos quedamos en el aire, levitando, espectantes, metiéndonos en la esencia del ritmo, de esos tambores que empiezan a marcar los pasos, a retumbar en las ventanas, los balcones, colándose por cualquier hueco. La sangre de la imagen desciende hasta el suelo, gotea y salpica, forma charcos que la gente contempla con honda veneración y se lanza sobre ellos, rebosan, quisieran ahogarse en ellos, empacharse.
Comments:
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¡Eso es! que sangre Cristo, y los santos; que para eso están.
No tengamos que ocuparnos nosotros, los mortales, de semejantes atrocidades, de la vida.
Bien. Muy bien, María.
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No tengamos que ocuparnos nosotros, los mortales, de semejantes atrocidades, de la vida.
Bien. Muy bien, María.
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