martes, enero 16, 2007

 

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡ Cúanta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas !
¡ Ay !, pensé; ¡ cúantas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga "Levántante y anda" !
G. A. Bécquer
Carl Reinecke. Concierto para arpa y orquesta

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